Phalaenopsis parishii es nativa del este del Himalaya, Assam en India, Moulmein en Myanmar, Tailandia y Vietnam. Crece como epífita en ramas cubiertas de musgo de árboles que cuelgan sobre arroyos, a elevaciones inferiores a 500 metros, donde prevalece el clima cálido y húmedo durante la temporada de crecimiento.

Es una especie miniatura que crece en condiciones cálidas, con hojas elípticas a obovadas, carnosas y colgantes de 5 a 15 cm de largo. Si la hidratación no es adecuada, las hojas pueden volverse correosas o caer.

La Phalaenopsis parishii florece en una inflorescencia arqueada de 5 a 14 cm de largo, densamente florecida con flores pequeñas y brácteas florales pequeñas. Las flores, que se abren simultáneamente en primavera, son pequeñas, de 2 cm de diámetro y presentan forma de estrella, con pétalos exteriores que tienden a rizarse. Los pétalos pueden ser blancos o amarillos, mientras que el labio tiene manchas moradas a rojas y cuatro protuberancias filamentosas en su ápice. Los sépalos laterales son amarillos con manchas moradas.

Para su cultivo, Phalaenopsis parishii requiere una luz de 15,000 lux. Prefiere luz dispersa en lugar de sombra profunda. Las temperaturas ideales oscilan entre 28-32 °C durante el día y 19-23 °C por la noche en invierno. La humedad del 80-90% es esencial durante la temporada de crecimiento.

El sustrato recomendado es una base de raíces de árbol o una mezcla con base de corteza o helechos arborescentes. Se repotan en primavera después de la floración, cuando las nuevas raíces crecen activamente.

El riego se realiza aproximadamente una vez por semana, manteniendo las plantas muy húmedas durante el verano. Se recomienda usar agua tibia para el riego, siguiendo un régimen de riego húmedo / seco.

La fertilización se aplica en dosis reducidas cada semana o cada dos semanas durante la temporada de crecimiento. Durante el período de descanso invernal de 3-4 meses, la fertilización debe eliminarse o reducirse.

Con cuidados adecuados, Phalaenopsis parishii florecerá maravillosamente y deleitará a los aficionados de las orquídeas con su encanto único. La observación de sus exquisitas flores y la satisfacción de cultivar esta especie tan especial hacen que el esfuerzo valga la pena.

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